Wednesday, April 6, 2011

Ivan, el Terrible


El lugar era asqueroso. El suelo, gris, estaba cubierto por una capa de orín. Detrás de mí había un drogata (drogadicto es un término más suave pero no creo que él merezca tanta sutilidad). A mi lado, de pie, se encontraba un hombre de treinta y tantos, vestido de un modo que causaba cierto conflicto con el ambiente. Tenía pinta de haber salido de una reunión de negocios, aunque en ese momento no parecía tan formal. ¿Cómo puede uno aparentar normalidad con la polla fuera colgando? No pude evitar contemplar su instrumento meneándose de un lado a otro como un pez moribundo fuera del agua. Me excitaba. Igual que con el ambiente, la polla no pegaba con su dueño. Era grande y salvaje. Mi propio miembro empezó a crecer y a endurecerse también. Era su manera de decir: "No estoy tan mal, tampoco" El hombre miró intencionadamente mi pene, lo agarró y lo acarició con su suave y bien hidratada mano que no conoció trabajo manual alguno. Quizás era la misma mano que utilizaba para acariciar la mejilla de su esposa. Le miré a la cara. Era guapo, con rasgos que oscilaban entre delicado y masculino. No me devolvió la mirada ni por un segundo, se quedó absorto en mi pene. Si fuera un hombre heterosexual podría haber tenido perfectamente un par de tetas colgando de mis pantalones. "Sólo quieres mi polla", pensé. Igual que Ivan.
Tuve que irme, algo me hacía sentir inquieto. Tal vez fuera el drogata detrás de nosotros que se comportaba un poco demasiado feliz de que hubiera, por fin, algo de acción en el lavabo público. "Seguramente me robará si me despisto mucho", pensé. De cualquier modo, irse era la mejor opción. Ivan me estaba esperando en casa.
Su sobrenombre era Ivan el Terrible. Sí, también era ruso. Parece ser algo culturalmente insensible dar a un hombre como el un título como éste, considerando su lugar de nacimiento, pero él mismo se lo puso y él mismo se lo ganó.
- Soy un cabrón, ya lo sé. -me dijo-
Le dije que por el hecho de saber que se tiene un defecto profundo no le hacía menos válido. De hecho, lo hacía peor, porque eres espantoso y no sientes ningún reparo en ello. El sólo reía y decía que era cierto.
Le encantaba la música rap y la cultura hip-hop en general. Incluso parafraseó al rapero 50 Cent en una tarjeta de cumpleaños que hizo para mí: "Te amo como un niño gordo ama los pasteles". Quizás me estaba diciendo que me amaba demasiado, más como una obsesión o un vicio. Así es como me sentía cuando hacíamos el amor. Tan dentro de mí que parecía querer gatear por mi interior y vestirse con mi piel como si fuera la de un animal. Fuera me sentía más chinchilla que compañero, como el toque final a sus tejanos grandes, jersey deportivo y delgada cadena de platino.
Estaba muy seguro de sí mismo, por lo menos hacía ese papel. Tenía cinco años más que yo, vivía solo desde los catorce años y no tenía problemas con su sexualidad. Para un chico de diecinueve que nunca ha tenido pareja anteriormente esto era impresionante. Me acuerdo de la primera vez que nos dimos la mano en público. El sólo me la tomó y no me la soltaba. Tenía presencia y si mi memoria no me falla, sólo un tipo tuvo el valor de decir algo acerca de nuestras públicas muestras de afecto. Ivan le hizo arrepentirse físicamente de haber abierto la boca.
Desafortunadamente, la confianza asumida y el atrevimiento tienen un lado negativo. Era muy controlador. No le gustaba que yo tuviera amigos, tanto hombres como mujeres. Me dijo que mis amigos estaban en contra suya y que querían separarnos. Yo tenía absolutamente prohibido tener hombres de color como amigos. Estaba claro que él sentía que un doble no podía competir con autenticidad.
Me acuerdo que un día comimos en un KFC. Acabábamos de recibir nuestro pedido y nos sentamos a una de las mesas. En la mesa detrás de Ivan, había un hombre sentado que, para mi suerte, resultó ser negro. Admito que era un hombre guapo pero respeté a Ivan no prestándo atención al hombre. Ivan me hablaba sin descanso de su nueva rutina de ejercicios y yo sentía que los ojos del hombre ardían dentro de mí.
- ¿Quieres un poco de salsa? -preguntó Ivan.
- Oh, sí -contesté-
- Ahora regreso.
Se levantó y me dejó con el hombre y su mirada. Me sonrió y me reduje a una escolar sin experiencia. Se desplazó hasta donde Ivan estaba sentado para preguntarme si estábamos juntos. Asentí con la cabeza. El extraño me miró decepcionado y pronunció las palabras: "Puedes aspirar a algo mejor" y se señaló a sí mismo. Me reí y asentí con la cabeza.
Ivan regresó con la salsa y me miró con una expresión curiosa.
- ¿Estás bien?
- Sí, estoy bien.
Ivan no parecía convencido pero continuó hablando de su rutina de ejercicios y de cómo duplicó el tamaño de sus gemelos en una semana. Traté por todos los medios mantener la conversación pero era inmensamente aburrida. Volví a sentir los ojos del extraño de nuevo sobre mi. Intenté deslizar algunas miradas al hombre mientras hacía lo imposible por comprometerme al mismo tiempo en la vanidad de Ivan. Los hombres inseguros tienen un detector de infidelidad instalado dentro de su cuerpo. A la menor señal de deslealtad, no sólo se acciona, sino que explota.
- ¿Qué coño...? -gritó mientras se levantaba- Si quieres comer con el tipo de ahí, vete con él y aquí se termina todo!”
Todos los ojos del lugar se dirigieron hacia nosotros. Sabía que yo odiaba cuando la gente que tenía cerca armaba escenas y era una de las muchas armas que usaba contra mí. El extraño miró hacia otro lugar, sintiéndose totalmente incómodo. Yo estaba en estado de shock.
- Hey, tontito -dijo, chasqueando los dedos en mi cara- ¿vas a sentarte allí o no? Ve y fóllatelo, estoy seguro de que su polla es más grande que la mía. No olvides que soy el único hombre que te ofreció su tiempo cuando todos los demás te ignoraban totalmente en el Cubchat. Oh, ¿y ahora que tienes atenciones piensas que eres demasiado bueno para mí?
Miré a mi bandeja. Pensé en lo bien que quedaría contra la cara de Ivan. En lugar de eso me levanté y salí del restaurante. Mientras me dirigía hacia la salida, oí a Ivan discutiendo con el encargado del lugar.
Le retiré la palabra durante casi una semana. Era difícil para mí entender en qué tipo de entorno tiene uno que crecer para justificar un comportamiento como ese. El sintió mi rechazo a hablarle por mis respuestas cortas. Al principio reaccionó con rabia.
- Oh, ¿entonces miras a otro tipo delante de mi cara y ahora soy el malo? Cuando se dió cuenta de que esa reacción no iba a funcionar, probó con aproximaciones más amables.
El sabía que me moría por un tipo cariñoso así que eventualmente, las flores, chocolates y serenatas desafinadas en público me ganaron. Le invité a una comida familiar y logró llevarse bien incluso con todos los miembros de mi numerosa y homofóbica familia. Aunque siempre fui un tipo sutil, mi familia podía darse cuenta de algunos gestos un poco femeninos. Pero Ivan era de los que algunos llamarían un macho y a los miembros de mi familia les gustaba eso. Me dolía ver que algunos de los hombres en mi familia que conozco de toda la vida se sienten más cómodos con un tipo que acaban de conocer sólo porque le gustan los deportes y el rap. Uno de mis tíos incluso intentó hacerle una cita con una de sus compañeras de trabajo. Las cosas parecían ir tan bien. Parecían.
La manera en que Ivan tenía de sugerir algo es imponer su decisión en nombre de los dos. Lo siguiente es un ejemplo de esto:
(durante la comida)
- ¿Sabes qué, cariño? Estaba pensando que una vez te licencies de la universidad podemos casarnos. Pareja de hecho. Quiero decir que mi trabajo no cubre el seguro médico y estoy seguro de que una vez que termines de estudiar encontrarás un buen trabajo que te ofrecerá un buen seguro. Y, seamos claros, llevamos ya juntos dos años y soy lo mejor que has tenido nunca. Así que está decidido, nos casaremos. ¿Qué piensas?
- Bueno...
- Lo que haremos será convertir tu fiesta de graduación en una celebración de compromiso así que tu familia no tendrá que hacer dos viajes. También, a aquellos que no les vaya el rollo gay pueden atender a la parte de la graduación. Así que iremos a comprar los anillos la próxima semana. Necesito que seas cauteloso porque sabes que tu peso sube y baja, no quiero pasar por el drama de tener que ir cambiando el tamaño de tu anillo en cuanto te engorde el dedo.
- Ivan, no lo sé. Quiero decir que no estoy seguro de estar listo para el matrimonio.
- ¿Qué quieres decir con que no estás seguro? Hemos estado juntos, tú y yo, durante dos años. Hasta donde sé no has estado con nadie más. Quiero decir que he conocido tipos a los que les gustaría conocerme y he permanecido a tu lado. Son mucho más guapos que tú también. Todavía quieres seguir puteando y follarte a cualquiera que esté dispuesto a darte su polla compasiva, ¿no es eso? O quizás ya no me quieres. Deberías alegrarte de que soy lo suficientemente estúpido como para follarme tu desagradecido culo! ¡Maldito egoísta hijo de puta, tú nunca me quisiste!
- Uy, Ivan, sí te quiero. Sólo estoy diciendo que el matrimonio es un paso grande y no me has pedido que me case contigo, me dijiste que iba a suceder.
- Porque eres muy lento. No puedes tomar decisiones por ti mismo. Si estuvieras a cargo de esta relación no hubiéramos llegado nunca a ningún sitio.
Escenas pasadas de nuestra relación pasaron por mi mente. Fue Ivan el que primero me mandó un mensaje a través de Cubchat después de haber visitado su perfil durante semanas sin mandarle una simple línea. Fue idea suya la de empezar a salir conmigo. El decidió que nos mudábamos a vivir juntos y él encontró el apartamento. Tenía razón, nuestra relación estaba basada en su dominio y en mi aceptación. Simplemente no lo había entendido. Yo solía ser el cerebro más abierto en mis tiempos escolares y ahora mírame. Sabía que tenía que desafiarle esta vez.
- Necesito dar un paseo -le dije-
- ¡No vas a ninguna parte! ¡Tenemos que hablar de esto! -exigió-
Continuó gritando y, a medida que sus gritos se hicieron más fuertes empecé a desquiciarle totalmente. Me levanté de la mesa, cogí mis llaves y salí de allí. Esperé que me agarrara por detrás pero no lo hizo. Cualquier cosa que hizo mientras me marchaba es imaginación de cada cual porque yo no miré hacia atrás.
Mientras caminaba, me di cuenta de lo idiota que había sido. Por este hombre le había dado la espalda a todos mis amigos, me alejé de cualquier hombre que se tomó la molestia de mirarme y seguí todas las órdenes que me daba. Mis inseguridades se plantaban ante mi cara y debía hacer algo. ¿Pero, qué provecho puede sacar un hombre supuestamente seguro de sí mismo de salir con un chico joven sin experiencia? La respuesta estaba clara. Ivan no sólo era terrible, sino que era terriblemente más inseguro que yo.
Mis pies me llevaron a un parque donde había un lavabo público. El intenso tráfico de hombres dando vueltas alrededor de la entrada me dijo que ese lugar significaba problemas. Después de ser durante dos años el perfecto y sufrido novio pensé que tenía todo el derecho de ser malo.
Me fui de los lavabos todavía con una semi erección. Empecé a correr un poco con la emoción de saber que le había sido infiel a Ivan de algún modo. ¿O no? Ni siquiera me acerqué a algo parecido al orgasmo y el lugar me enfrió por completo. Pero el tipo me tocó la polla, así que de algún modo le había sido infiel.
Estaba yo demasiado ocupado en mi travesura para darme cuenta de que estaba muy cerca de nuestro apartamento. Vi a Ivan sentado en las escaleras del patio, cabizbajo y enterrado en sus brazos. Parecía estar llorando. Me vino ese antiguo sentimiento de nuevo. Culpabilidad. Y sí, amor. Sentí la responsabilidad de cuidar de mi osito y asegurarle de que nunca le dejaría. Sólo tenía que hacerlo todo mejor. Empecé a culparme por todo aquel suplicio. Quiero decir que, ¿por qué no casarse con el hombre que te quiere, a pesar de que la relación sea un poco abusiva? Quizás si le amara con más intensidad él cambiaría. No, la única manera de que nuestra relación tuviera un futuro sería si los dos hiciéramos grandes cambios. El no iba a controlarme, él no iba a decirme con quién debo salir y él no iba a maltratarme más.
Me quedé de pie frente a él, cara a cara. Dos pupilas de azul celeste flotaban en un mar rojo de ojos manchados de lágrimas. Iba a decirle todo lo que quería decirle, pero tuve que abrazarle primero, dejarle llorar en mi hombro, llevarle dentro del apartamento, hacerle el amor una vez más y después dormir abrazados. En el momento adecuado le diría cómo me siento realmente.
¿pero cuando llegará el momento?

1 comment:

  1. Lo terrible no sólo está en el comportamiento de Iván, sino en el de su compañero que se deja arrastrar y que no es capaz de mostrar sus verdaderos sentimientos. Un abrazo Marcusito ;-)

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